La visita a la Presa de Castronuño nos llevó a retroceder en el tiempo, concretamente al periodo comprendido entre 1920 y 1940, cuando aquel mismo enclave no albergaba aún la infraestructura hidráulica actual, sino un antiguo molino gestionado por la familia Alonso-Santos. Durante generaciones, esta familia fue parte esencial del paisaje económico local, aprovechando las aguas del Duero para la molienda.
El establecimiento de la presa
marcó un antes y un después en la historia del lugar. Félix Alonso,
descendiente de aquella estirpe molinera y ya asentado en el núcleo urbano de
Castronuño —en la calle Real—, pasó a desempeñar un papel relevante como encargado
de la Electra Popular Vallisoletana. Además, se ocupaba de una tarea cotidiana
pero imprescindible: el cobro de los recibos de la luz en la comarca, una
función que en aquella época requería paciencia y constancia, recorriendo
pueblos y hogares donde la electricidad era aún una novedad. Sus hijos, Félix y
Abel, continuaron en dicha empresa, respectivamente en el Salto de Saucelle y
en la oficina monumental de ladrillo cerámico rojo de la Electra sita en el
Paseo de Isabel la Católica de Valladolid.
En el ámbito técnico de la Presa destaca la figura del ingeniero Juan Bautista
Varela, responsable del diseño y ejecución de la presa. Su labor fue reconocida
por la comunidad, como atestigua una placa conmemorativa en la plazuela de la Puerta
del Hospital, uno de los lugares emblemáticos del municipio. En la misma
plazuela, por cierto, vivía otro ingeniero de la Renfe, el capitán Nolla, que
cuenta con una calle contigua en su honor.
Pero no solo los ingenieros
dejaron su huella. Muchos de los obreros que participaron en la construcción
pertenecían a la conocida empresa Boetticher y Navarro, especializada en obras
hidráulicas. Estos trabajadores eran auténticos nómadas industriales del siglo
XX: se desplazaban por toda la península siguiendo el avance de las obras,
desde el cierre de una presa hasta el inicio de la siguiente. Algunos de ellos,
sin embargo, encontraron en Castronuño algo más que trabajo: un hogar. Es el
caso de la familia Díaz Díez, siendo el apellido Díaz originario de Andalucía y
el Diez de Castronuño, familia que también vive en la Puerta del Hospital. Otro ejemplo es el
de la familia Montes, apodada "los alemanes", cuya descendencia
continúa hoy al frente de la gestión de la propia presa, y que casualmente
también se afincaron en la Puerta del Hospital
En definitiva, la presa de
Castronuño no es solo una infraestructura funcional: es testimonio de un pasado
de transformación industrial, de migraciones internas y de integración de
nuevas familias en el tejido social del pueblo. Un ejemplo tangible de cómo las
grandes obras públicas moldean también la historia humana.
En el plano histórico-técnico de
la construcción de la Presa de San José sobre el río Duero a su paso por
Castronuño, lo primero que debemos contemplar, para ser más exactos, es el
hecho de que realmente se trata de un azud, ya que facilita el desvío de parte
del caudal fluvial para el riego de explotaciones agrícolas ribereñas mediante
dos canales, el de Toro-Zamora por la margen izquierda y el de San José, por la
margen derecha. Así mismo, también dispone de la Acequia de Villafranca para
completar el sistema de vías que permiten el riego en la zona.
El Canal Toro- Zamora ha
terminado ya su proceso de modernización, lo que ha supuesto un ahorro hídrico
importante, descendiendo el consumo de agua de 11 a 6 metros cúbicos por
segundo. Aun así, se sigue cortando el agua en él cada dos semanas con la
misión de limpiarlo de obas, algas que están proliferando con más abundancia ya
que el calentamiento de las aguas producido por el cambio climático favorece su
desarrollo.
El Canal de San José está todavía
terminando su proceso de modernización del riego. La periodicidad de su
funcionamiento consiste en 4 días en función y 3 días parado.
La primera mención encontrada
sobre la Presa de San José es de 1898, aunque es en 1932 cuando se plantea el
proyecto, que será de nuevo replanteado en 1934 debido a que las dimensiones de
las compuertas eran más grandes de lo previsto. La inauguración de la presa tuvo
lugar en 1945, posteriormente se construyó
la central eléctrica que se puso en funcionamiento en 1957.
En 1960 la presa sufrió la
avenida de una gran riada que se llevó el muro de gaviones, estructura formada
de piedras sujetas por una malla metálica. Así las cosas, hubo que renovar esa
estructura, lo que se solucionó con la construcción de un muro de hormigón en
el periodo comprendido entre los años 1967-1970.
La fuerza de caída del agua
produce un gran desgaste en el cuenco de amortiguación, por lo que entre 1989 y
1992 hubo que repararlo. Debido a esta circunstancia, los castronuñeros y
castronuñeras pudimos contemplar dos
hechos curiosos. En primer lugar, observamos un cauce sin apenas agua, ya que
el río tuvo que ser desviado para que las reparaciones pudieran realizarse. Con
el vaciado de la presa también se vio emerger un coche sin conductor de las
profundidades del Duero. Si ustedes se preguntan cómo acabó allí, diremos que
esa cuestión quedó sin respuesta, como otros
misterios que rodean esa zona de altos chopos.
Con la Ley 6/2002 de declaración
de la zona como Reserva Natural, el control del mantenimiento de la lámina de
agua es más exhaustivo y como consecuencia, las reformas en la presa son más
exigentes técnicamente puesto que no se puede secar del todo el cauce. A día de
hoy hay concedido un presupuesto de 4 millones de euros para nuevas
reparaciones en la Presa de San José.
Para quien disfrute incorporando
vocabulario a sus saberes, como así sucedió durante esta amena e instructiva
visita, les diré que los pilares entre compuertas se denominan “tajamares” y
los pilares metálicos que se conforman a base de poner uno encima de otro con
el fin de reparar las compuertas reciben el nombre de “ataguías”.
La Presa de San José pertenece a la
categoría de “Gran Presa” por sus dimensiones: 11,5 m de altura, 5,5
hectómetros cúbicos de volumen de agua. Por los posibles graves daños
medioambientales aguas abajo, también entra en la categoría A. Por esta
circunstancia, está dentro del Plan de Emergencia y Mantenimiento Anual.
Otros datos que se pueden
constatar son sus 156 m de longitud, sus 8 vanos de 3 m cada uno,
correspondientes a las 8 compuertas, junto con las 192 hectáreas de superficie
que respetan el cauce original del río. Sus dimensiones permiten regar una
superficie cercana a las 12.000 hectáreas.
Entre los usos que tiene esta
presa, localizada en el punto medio del Duero, están el abastecimiento de agua
tanto para las poblaciones como para el riego, junto con la producción de
energía eléctrica, siendo una de las que más produce en el Duero, con una
producción aprobada de 5 megavatios, aunque suele producir alrededor de 4,5
megavatios. Para producir esta energía, la central cuenta con 4 grupos de
turbinas: 3 turbinas Kaplan antiguas e idénticas, que producen alrededor de 1
megavatio cada una, y una turbina más moderna semi Kaplan, capaz de producir
1,5 megavatios. Curiosamente, las turbina nueva es la que más quebraderos de
cabeza produce a los operarios que se encargan del mantenimiento de la central
y que tan amablemente nos recibieron y acompañaron a lo largo de la visita.
La laminación de avenidas para
evitar males mayores, el mantenimiento del caudal ecológico y el abastecimiento
de agua para las turbinas son otras de las funciones controladas desde la
central.
Es difícil controlar todas estas
situaciones y mantenerlas en los parámetros adecuados puesto que son muchos los
factores que intervienen y algunos incontrolables a priori, como puede ser la
cantidad de precipitaciones. Esta situación no es siempre entendida por los
usuarios de los canales de riego, sobre todo cuando se libera agua a finales de
verano, habiéndose cortado el agua anteriormente.
Cuando el caudal no es
suficiente, se suelta un 10% desde
Aguilar de Campoo , que tardará en llegar a Castronuño entre 6 y 7 días. Esta
cantidad no daña al río y permite equilibrar nuestro embalse. Curiosamente, en
el pasado había una persona encargada de “acompañar y entregar el agua”. Este
era el cometido de los guardas que vivían en las casillas, sobre todo en
verano.
La Presa de San José es una
infraestructura segura a día de hoy, todos los sistemas de control están
duplicados por si se diera el caso del fallo de uno de ellos. En la actualidad,
se está pensando en construir un desagüe de fondo que incrementará la seguridad
de todo el conjunto arquitectónico.
Por último, solo nos queda agradecer a Jorge, Rosana, Javi y Diego, operarios de Confederación Hidrográfica del Duero, su interesante y amable recibimiento, logrando captar la atenta mirada y el interés del grupo a lo largo de toda la actividad. Sin duda alguna, una jornada lúdica y cultural muy agradable para el conjunto de socias y socios de Asocastrona que asistimos a esta actividad.
Alejandro Alonso Diez, en la
parte socioeconómica.
Rosana de Castro Blanco, en la parte técnica.
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