sábado, 21 de mayo de 2016

Premios Tajillo 2016. Pregoneros por un día

Fotos: Jesús Anta Roca

El pasado 13 de mayo, una delegación de asocastron@s se desplazó a Villanueva de Duero (Valladolid) para cumplir con la tradición de ser pregoneros de esta fiesta de carácter naturalista, cultural y solidario, puesto que el año pasado fuimos los galardonados con tan entrañable premio.


El reto no era fácil, puesto que nuestros predecesores, La Huerta sin Puerta, habían dejado el listón muy alto con la puesta en escena de su microrrelato. Tras un año cavilando cómo enfocar nuestra intervención, llegamos a la siguiente conclusión: Nada mejor que un verso de quintos representa a Castronuño y a la idiosincrasia cultural del mismo. Así que, nos pusimos manos a la obra y con la ayuda de Jose “Catacho”, hacedor de versos, se creó lo que vendría a ser el verso de quintos de Asocastrona. En él se relataba nuestro nacimiento, orígenes, actividades, peripecias, objetivos  y otras anécdotas. En resumen, lo que haría cualquier quinto al presentarse en sociedad el domingo de carnaval con su propio verso.
La jornada amenazaba lluvia, por lo que la fiesta se trasladó a la Plaza Mayor y a los locales del ayuntamiento. Hubo talleres, poesía, solidaridad y, por fin, nuestro turno para dar paso a los premiados de este año.  Nuestra presidenta, Inmaculada Sánchez, abrió nuestra intervención con unas palabras de agradecimiento una vez más a la organización de esta fiesta, para después, sombrero en mano y mantón al torso, “echar el verso” que hacía un repaso a nuestra pequeña pero intensa historia. Tras nuestro singular pregón, llegó el momento más esperado de la tarde, la entrega de los Premios Tajillo 2016.
El premio local fue para Edilberto Ruiz, por su compromiso medioambiental llevado a cabo durante toda una vida de agricultor. El premio foráneo fue para la asociación Ocnapi de Santovenia de Pisuerga.
La fiesta terminó con una merendola de ricas viandas para todos los asistentes proporcionada por los vecinos de Villanueva.
Una vez más queremos agradecer la labor de la Asociación de Vecinos de Villanueva de Duero por  la organización de eventos como el de los Premios Tajillo, y por supuesto, por su implicación con el medio natural, con la cultura y por su solidaridad.

Personas como vosotras son las que hacen que el mundo sea un lugar mucho más bello.

¡El año que viene repetimos, eso sí, de público! 


Buenas tardes Villanueva,
pueblo amigo y sin igual,
hoy la entrega del tajillo
tarde de fiesta ya tradicional.

Hace un año recibimos
aquí  el premio del tajillo,
y como muestra de gratitud
os trajimos un olivo.

Por eso hoy estamos aquí
pregonando al sol y al viento,
este año le toca a Ocnapi
recibir este reconocimiento.

Desde Castronuño venimos
aunque no hemos traído corcel,
pero si mantón y sombrero
como ustedes pueden ver.
  
Nuestra vida, verso a verso
les vamos a relatar
como hacen nuestros quintos
el domingo de carnaval.

Lo primero presentarnos
y cómo hemos venido aquí a parar,
les contaremos historias, anécdotas
desde que echamos a andar.

Somos Asocastrona
Asociación Castronuño natural,
ecologistas concienciados
y movimiento cultural.

En el año 2012, nació este proyecto ambicioso
Gestado por nueve vecinos,
y a día de hoy lo formamos
más de 50 socios.

Objetivos que fijamos
promover la cultura
y mejorar el medioambiente
y entre todos formar
un Castronuño diferente.

Sin saber Mariano Rajoy
que con aquellos “brotes verdes”
nos estaba bautizando,
pues en todos rincones del pueblo
así nos iban llamando.

Las primeras iniciativas
causaron gran expectación,
las mediciones del agua
o aprendiendo a hacer jabón,
hasta con el pastelero del pueblo
hicimos un taller de turrón.

Hacemos actividades
para todo tipo de gente,
conservamos tradiciones
y exaltamos el mollete.

En la plaza del pueblo juntamos
a niños, padres y abuelos,
todos cantando al fresco
las canciones de otros tiempos.

Colaboramos con la casa del parque
A modo de voluntarios
Recuperamos, limpiamos espacios
Y dejamos como la patena
Entre otras, la fuente del caño.

Hacíamos rutas en bici
hasta un pequeño susto,
hicimos más deporte de la cuenta
y nos llevamos un gran disgusto.

En una ruta por Tiedra
y ya todos muy fatigados,
Juanito conejo se queja
¡Parar que me está dando el flato!

Este dolor de flato
traía enmascarado,
un ataque al corazón
que no habíamos programado.

El helicóptero llegó en media hora
se presentó con premura,
aquello quedó en anécdota
y fue toda una aventura.

El deporte dejaremos
y brindaremos por aquel caso,
con el permiso de ustedes
echaremos un trago.

También hemos hecho excursiones
para conocer nuestro entorno,
a Rueda, a Nava, a Toro
y en Tiedra al Centro Astronómico.

Del camino de Santiago
hacemos una etapa al año,
llegaremos a Compostela
aunque sea jubilados.

Organizamos charlas variadas
El objetivo: la información,
La miel autóctona, el fraking
Adolescencia y drogadicción.

Otras versan sobre el vino
e incluyen degustación,
Castronuño, tierra de albillo
un vino sin denominación.

Entre nuestras aficiones
el rockanroll es una de ellas,
organizamos un festival
el Galdarrock para más señas.

En verano vamos más allá
con un festival de artes varios,
se llama Multicultural
y tocamos todos los palos.

Y una representación histórica
con el cartel de no hay billetes,
con la colaboración de asociaciones
y con el agrado de los asistentes.

Todo esto y mucho más
que nos dejamos en el tintero,
no vayan a decir ustedes
que pesados los castronuñeros
  
Cedemos aquí el testigo         
a Ocnapi de Santovenia
merecedores del Tajillo
les damos la enhorabuena.

Sin más ya nos despedimos
Que se entere castilla entera
Castronuño es el mejor pueblo
Con el permiso de Villanueva       

¡¡¡Hemos dicho señores!!!











lunes, 9 de mayo de 2016

Caminando sobre el agua entre Granja de Moreruela y Tábara

Hay días que se recuerdan para toda la vida y seguro que este será uno de ellos para los 20 asocastron@s y amig@s que hemos peregrinado una nueva etapa del Camino de Santiago de Levante ¡Y ya van cuatro! Hoy tocaba recorrer los 24,5 kilómetros que distan desde Granja de Moreruela hasta Tábara.

Llegamos a Granja de Moreruela en bus a las 9:30, en una mañana lluviosa que auguraba una etapa dura. Tomamos un café y bajo una lluvia menuda comenzamos a caminar. Nada más salir de Granja de Moreruela pudimos comprobar que el paisaje que se dibujaba a nuestro alrededor era de gran belleza. Pese al día gris, el verde primaveral dominaba todo lo que la vista podía alcanzar. El agua estaba presente por todos los rincones del paisaje, y no lo digo por el que nos estaba cayendo encima, sino por la multitud de zonas con lagunas y humedales que encontramos a ambos lados del camino, primero entre tierras de cultivo y después, en zonas boscosas y dehesas.
Pese a la lluvia, los diferentes caminos por los que transitamos estaban en buen estado. Había zonas con algunos charcos pero se podía caminar sin dificultad, bueno, salvo un tramo de uno de ellos que era un auténtico barrizal muy resbaladizo. Fue cuando caminábamos por este -como dicen en Castronuño- “andurrial” cuando pasó lo que todos deseábamos que pasara ¡¡¡dejó de llover!!!
Un poquito más adelante, en el Puente de Los Quintos, que atraviesa el embalse de Ricobayo del Río Esla, hicimos una pequeña parada técnica para secarnos un poco y tomar un tentempié reponedor, puesto que la lluvia había mellado un poco nuestras fuerzas. Allí tuvimos que tomar una decisión que marcó el devenir de la etapa. Según rezaba un cartel, el camino se podía hacer por dos lugares distintos, uno fácil, siguiendo la carretera y otro difícil por un sendero de montaña accidentado pero de gran belleza. Por supuesto, elegimos el difícil.
Aquí comenzó la aventura. El paisaje que hasta ese momento había sido muy bonito, de repente se volvió paradisiaco. Nos adentramos en un sendero rocoso que transcurría en paralelo al embalse. Había tramos resbaladizos y con peligro de caer al río, pero lo solventamos con alguna que otra divertida culada sin mayores consecuencias. Tuvimos que atravesar un arroyo que en ese momento nos pareció un mundo, pero que más tarde se quedaría en nada con lo que nos esperaba más adelante. Subimos por un precioso sendero en un paraje lleno de jara en flor con unas vistas espectaculares del embalse. La naturaleza se volvió un frasco de perfume intenso, haciéndonos disfrutar aún más de este espectacular tramo del camino. Llegamos a la cima y paramos durante unos minutos para recomponer el grupo y disfrutar del paisaje.
A partir de aquí dejamos atrás el embalse pero no el bello paisaje, pues nos adentramos en un tramo de bosque y praderas de gran esplendor. La aventura continuaba, había charcos en el camino que por sus dimensiones ya no eran tan fáciles de sortear. Había arroyos corriendo por todos los lados. Uno de esos arroyos crecidos cortaba de pleno el camino y su anchura no daba muchas opciones; para seguir adelante había que mojarse, literalmente. Una panda de cuatro intrépidos salió a buscar un lugar donde el arroyo se estrechara para poder vadearlo (https://youtu.be/oqSARpExRAQ), mientras que el resto del grupo lo cruzó andando, calzado en mano.
Salimos de este paraje boscoso con un montón de anécdotas divertidas en la mochila para entrar en un largo camino de concentración parcelaria que nos condujo a Faramontanos de Tábara, lugar donde comimos, comentamos “las mejores jugadas” del tramo anterior y descansamos un rato antes de emprender de nuevo el camino.
Salimos de Faramontanos de Tábara para recorrer los últimos seis kilómetros de la etapa que nos conducirían a Tábara. Comenzamos a caminar con buen tiempo, pero según avanzábamos el cielo se iba oscureciendo y cuando nos quisimos dar cuenta, este comenzó a caer fuertemente sobre nosotros. Caminamos unos tres kilómetros bajo un importante chubasco que nos caló hasta los huesos y que por momentos no nos dejaba ni mirar al frente. No nos quedó más remedio que poner al mal tiempo buena cara y tomárnoslo con humor. Cerca de Tábara tuvimos que investigar como sortear otro arroyo desbordado que de nuevo cortaba el camino.
Llegamos a Tábara totalmente empapados y nos refugiamos en el Bar Palacios, donde recibimos un trato exquisito por parte de las personas que lo regentaban. ¡Amigos, muchas gracias por todo, habéis dado significado a la palabra hospitalidad! En el comienzo de la próxima etapa no dudéis que volveremos a visitaros.
En resumen, un día de caminar en plena naturaleza y de disfrutar de paisajes y parajes increíbles. Un día de divertidas aventuras, en el que sorteamos llanuras, montañas y ríos. Por momentos, también un día de pasar calamidades bajo la lluvia. Pero sobre todo, sobre todo… un día de convivencia y buen humor donde el valor humano de las personas que formaban la expedición de andarines era sobresaliente.

BUEN CAMINO


¡Ya estamos cavilando la próxima!