martes, 25 de abril de 2017

“CASTRONUÑO TODOS JUNTOS” EN EL CAMINO DE SANTIAGO


Por quinta vez Asocastrona se echa a andar el Camino, en esta ocasión con una jornada de dos etapas, y ya van siete. Todo empezó en noviembre de 2013 con la idea de ayudar en la promoción del Camino de Levante que pasa por nuestro pueblo, Castronuño, pero ya desde esa primera etapa Sieteiglesias-Toro el Camino se metió por nuestras venas.
Cada etapa ha tenido sus ratos buenos y sus momentos de dificultad, pero siempre, al finalizar las diferentes etapas, cada uno de nosotros interioriza la experiencia y la resume así: ¡ha merecido la pena!
El sábado 22 de Abril comenzó esta nueva avanzadilla en nuestro objetivo final, Santiago de Compostela. A las 8:30 nuestro autobusero favorito, Eugenio, de Autocares Benito, estaba en la plaza para llevarnos a destino. El pueblo zamorano de Tábara sería el lugar donde daría comienzo nuestro camino en esta nueva fase, puesto que fue allí donde finalizamos en la etapa anterior. El buen humor y las ganas de afrontar esta nueva aventura se respiraban en el ambiente. Los nuevos fichajes, ilusionados y preocupados por si sus fuerzas no eran suficientes. Los veteranos, temerosos de lo que les esperaba porque ya sabían de los pesares físicos que el camino depara, pero igualmente ilusionados.
Después de un café reconstituyente en el Bar Palacio de Tábara, los 17 peregrinos   comenzamos a andar tras la foto de rigor y con la tranquilidad que nos ha aportado en todo momento saber que  Esther y Macu, nuestras compañeras de logística estarían ahí donde las necesitáramos.
Tras los 13 primeros kilómetros llegamos a Bercianos de Valverde, un pequeño pueblo en el que, ante nuestra inminente llegada, un vecino fue en busca de la encargada del bar de la asociación local, quien lo abrió para nosotros y allí repusimos fuerzas para recorrer los 7 kilómetros restantes. En esta segunda parte del día atravesamos jarales inmensos que perfumaban el camino a nuestro paso y lo decoraban con sus bonitas flores blancas en forma de huevo frito.
Por fin llegamos a Santa Croya de Tera y a nuestro albergue. Nos alojamos en Casa Anita (wwwcasaanita.es),donde pudimos descansar y relajarnos. En Casa Anita, sus propietarias Ana y Conchi, hicieron que nuestra estancia allí fuera deliciosa. Da gusto encontrarse gente tan profesional, agradable e implicada con el Camino. Por la tarde, relax: paseo por el espacio natural urbano de Santa Croya y sus piscinas naturales. Después, cañas para unos y visita guiada a la iglesia vecina de Santa Marta de Tera para otros. Volvimos al albergue para la cena en común y fiesta del pijama: ¡a dormir todo el mundo!


DOMINGO 23 DE ABRIL, DÍA DE CASTILLA Y LEÓN.
La jornada comenzó con un desayuno potente en casa Anita y de nuevo comenzamos a andar, no sin antes despedirnos de Ana y Conchi, nuestras anfitrionas. ¡Hasta la próxima,  amigas!
Los primeros kilómetros nos llevaron a descubrir frondosas choperas junto a la vega del río Tera, que con su sombra hacían muy llevadero el camino. Al llegar a la zona de recreo la Barca, nos perdieron las indicaciones erróneas de unos vecinos de la zona y perdimos las flechas amarillas durante al menos 6 km. Estábamos en el margen equivocado del río. Aún así, y pese al pequeño rodeo que nunca gusta, recorrimos un tramo muy bonito a la misma orilla del Tera. Gracias a la amabilidad de unos pescadores y un guarda forestal, reconducimos nuestro camino. Llegamos a Calzada de Tera, cruzamos el río y nos reencontramos con las flechas amarillas en Calzadilla de Tera. Desde allí, caminamos 2 km más hasta Olleros de Tera. Enfilamos al restaurante El Torero, donde comimos y con nuestros cánticos, hicimos nuestro particular homenaje a Padilla, Bravo y Maldonado. También llegaron las primeras bajas. Las ampollas y el cansancio empezaban a hacer mella.
El grueso del equipo continuó hasta  Villar de Farfón, caminando junto  a los bellos parajes del embalse de Nuestra Señora del Agavanzal. El punto de encuentro fue el albergue de la localidad, regentado por Wallace, un sudafricano que nos proporcionó, además de refrescos, momentos de charla trascendental de alto nivel filosófico.
El último tramo de la etapa se desarrolló por un monte cubierto de flores multicolor hasta casi llegar a Rionegro del Puente, donde todos nos volvimos a reencontrar y pudimos disfrutar de un refresco reconstituyente antes de dar comienzo al viaje de vuelta a Castronuño.
En resumen: caminamos,  disfrutamos del entorno, subimos montañas, atravesamos valles y cruzamos ríos, el sol brilló y calentó, nos perdimos, nos encontramos, aparecieron las ampollas y el cansancio, compartimos viandas, nos picó una avispa (o similar) roncamos, conversamos, convivimos,…Otra experiencia inolvidable de la cual, la lectura común fue que repetiremos. Próxima parada: Rionegro del Puente- Puebla de Sanabria.
Al llegar a la plaza de Castronuño, nos despedimos con el grito de guerra que había animado nuestras fotos de grupo a lo largo de estas dos etapas del Camino: ¡¡¡¡ Castronuño todos juntos!!!!  Toda una declaración de principios.
























 







































¡Castronuño, todas/os juntos/as!