sábado, 18 de mayo de 2024

En el Camino correcto


Los dos osos del escudo del monasterio de Santa María la Real de Oseira fueron los primeros pobladores de la zona. Hoy son doce los monjes que mantienen y restauran el enorme edificio del Siglo XII, considerado el más grande de España después del Escorial.
La abadía ourensana nos dio la bienvenida a la nueva etapa del Camino de Santiago que emprendía Asocastrona este año. Quince socios  recorrimos tres etapas, desde San Cristovo de Cea a Sillera con una parada en Lalín.

De San Cristovo, guardábamos un buen recuerdo de 'Casa Mañoso', un alojamiento muy acogedor. Está vez nos alojamos en A Quinta de Cea, donde nos han tratado genial. No le falta un detalle a sus nuevos apartamentos, agradables y cómodos. Cenamos y desayunamos en el restaurante A Casa Dos Caretas -rebautizado simpáticamente, AC/DC- donde ya somos clientes reconocidos.


Comenzamos camino. Siempre surgen discusiones cuando hay varias direcciones que llevan al mismo sitio. En el bonito lavadero de Pieles nos llevó 15 minutos entender la señal, incluso con el consejo de un lugareño la decisión se complica. El camino es duro, pedregoso y con mucho desnivel, pero el paisaje compensa cualquier otra cosa. Robles inmensos forman un túnel por encima de nosotros y las piedras ¨musgosas” te acarician al paso. En las zonas altas la vegetación se transforma con retamas en flor de más de dos metros de altura. Todo se convierte en un manto amarillo.


Cruzamos Silvaboa antes de llegar al Monasterio de Oseira de nuevo, esta vez ya todos juntos. Nos tomamos una cañita a la salida. Cuando llegamos a A Gouxa, donde teníamos prevista la parada para comer, no sabíamos que el lugar escogido para nuestro bocadillo era ya de un rebaño de 100 cabras que tenían prisa por pastar, así que fuimos saliendo nosotros según iban entrando ellas.

En el Camino uno se funde con la naturaleza, con los animales que te rodean, con las piedras que dificultan el camino y siempre se tiene la esperanza de que en el próximo repecho el sendero sea más fácil. El respeto entre animales siempre ha dado avances en la civilización. 



Llegamos a Dozón a media tarde. Nos esperaban en Casa Bubela, una antigua casa de piedra reacondicionada para alojarnos a todos. Teníamos reservado allí alojamiento, cena, fiesta y desayuno.!Hasta nos trajeron el pan del bocadillo!

En el Camino, también, se celebran cumpleaños inesperados que alegran el alma. Felicitar con tanto detalle, esmero y dedicación se agradece enormemente.

Después del desayuno emprendemos la marcha a Lalín. El sendero es mucho más cómodo que el día anterior, aunque más largo. Comimos nuestro bocadillo en los jardines de la Casa do Concello de Lalín. Tras instalarnos en el Hotel Alda y de una ducha salimos a ver la cuidad, la plaza, la Iglesia, el monumento al cerdo y su famoso cocido, vimos el monumento a Loriga, militar y aviador español que, junto con otros 2 pilotos y 3 mecánicos de la Escuadrilla Elcano, realizó por primera vez el vuelo sin escalas Madrid-Manila.

En Lalín conocimos a Daniel Antelo, peregrino de la Asociación Peregrinus Dezae, en su punto de atención al peregrino. Con mucha paciencia nos puso el sello más bonito de toda nuestra acreditación. Daniel nos mostró durante la  conversación su experiencia y sabiduría sobre la historia y personales que han forjado el Camino de Santiago. Escribimos un texto en el libro de firmas y dedicatorias. Como muestra de agradecimiento a su acogedor trato le obsequiamos con una de nuestras conchas de ceramica que ha elaborado una de nuestras socias que lleva por nombre el mismo que nuestro regalo.


Cenamos en el restaurante La Molinera, viandas de pulpo, bacalao, todo rico, rico. En el hotel Alda dormimos y desayunamos abundantemente. 

Digna de reseñar es la salida de Lalín a Silleda. Inexplicablemente, (o no), pese a que el hotel estaba ya dirección a Silleda nos fuimos a recorrer el paseo fluvial que atraviesa la ciudad alejándonos del destino fijado. Cosas de Camino. 

Finalmente, como estaba previsto, nos llovió. La lluvia nos encontró con la etapa avanzada y parecía que daría tiempo a completarla. Chubasqueros y ponchos nos vistieron definitivamente para cumplir su legítimo cometido. En medio de la lluvia pudimos ver el Puente de Taboada (siglo I).  

Mientras terminaban el paseo fuimos a recoger los coches y a buscar un sitio donde comer. Nuestra última comida de esta etapa fue Casasnovas, en Silleda.


Uno de los sellos que nos puso Daniel en la acreditación dice: “Sabes que estas en el Camino correcto cuando pierdes el interés por mirar atrás” que suena muy bien. Sin embargo, en nuestro caso, cada vuelta a casa, atesoramos y apreciamos todos los kilómetros recorridos, todas las experiencias compartidas por el grupo y con toda la gente que hemos encontrado. Precisamente, en nuestro caso, hay interés por mirar atrás porque atrás guardamos muy buenos momentos y experiencias. 

No sé cómo será la llegada a Santiago, pero faltan menos de 40 kilómetros y nos va a dar pena que esto termine. 

























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