EL “DUENDE”
DE LAS NOCHES DE VERANO.
“Tus ojos me recuerdan las noches de
verano…” Antonio Machado.
Con nuestro
círculo simbólico de amistad y cántico, Asocastrona ha celebrado un año más la
X edición de “Cantando al fresco”, la noche del viernes, 4 de agosto, en la
Plaza de la Constitución.
A los 80
asistentes se han unido este año varios amigos del grupo de Foncastín y
Tordesillas, “Los remeros del Zapardiel” y
el etnógrafo Antonio Lozano, de Madrid, responsable del blog “Ateneo de saberes” y un amigo suyo
venido desde Japón.
Contando con
los mimbres infalibles de la música, la convivencia, la alegría (y la limonada
de Mila Ferrín), la velada fue gozosa, como de costumbre.
Dirigió la
reunión con maestría nuestra filóloga Rosana de Castro, y debemos mencionar
también el reconocimiento tributado a la trayectoria cultural de Toya Velasco y
aludir sin duda a la voz privilegiada de Quica Hernández dando el compás
perfecto a cada tonada. Hay voces especiales como la suya, con duende, que siempre consiguen
emocionarnos; Castronuño, pueblo de cante, contó con otras voces históricas
como por ejemplo las de Paca Medina, Angelito, Antonia “la Castaña” o Teófilo “el Sastre”.
Ayudados por
el libreto de más de sesenta canciones elaborados durante años hemos recordado
y entonado las conocidas y queridas jotas, coplas y cantes: desde “Los
labradores”, o “La tía melitona” a “La tarara” o “Los cuatro muleros”, y las
imprescindibles “El palillo” y “La peregrina”.
De forma
incansable nos seguimos reuniendo año tras año casi cien castronuñer@s y
visitantes convencidos de la magia eterna de las noches de verano, el espíritu
de la música y los valores del mundo rural. Si la vida tiene rigores, como
réplica tenemos inteligencia para juntarnos al fresco, bajo las estrellas, a
cantar y así compensar tales fatigas con la alegría compartida y la convivencia
armoniosa.
Rosana nos
hace cavilar cada año sobre los valores de la alegría y el canto compartido,
señas de identidad de nuestros pueblos que parecen ahora en crisis, y meditar
sobre la importancia de la cultura. Las siguientes palabras de Lorca sobre los
libros valen para las canciones y para todas las manifestaciones artísticas de
las que somos herederos y debemos ser guardianes y transmisores:
“Porque
los hombres se mueren y ellos (los libros) quedan más vivos cada día, porque
los árboles se marchitan y ellos están eternamente verdes y porque en todo
momento y en toda hora se abren para responder a una pregunta o prodigar un
consuelo.”
Existe, por el contrario, hoy en día otro
modelo de ocio y entretenimiento “de moda”: podríamos llamarlo “watios y
botellón”: no es la línea de Asocastrona. Ese modelo ahora triunfa entre los jóvenes,
exitoso como el imperio romano, y nosotr@s luchamos, desde el respeto, pero a
la contra como en la aldea de Astérix. Si estas líneas las lee algún joven
pensad también que otras modas exitosas están provocando el deterioro de la
ecología del planeta que deberíais disfrutar: cielos, aguas y tierras…
Conviene pensar sobre las modas y, como
decían los romanos “Cui prodest “, ¿a quién benefician?...
Ojalá consigamos una apertura de Asocastrona
a las jóvenes generaciones: viven rodeados de señuelos, reclamos y anzuelos de
todo tipo…; aviso a navegantes: la cultura es el antídoto para que otros no
piensen por nosotros.
Si se apuntan a nuestro barco esos jóvenes
no confundirían, eso sí, como me pasó a mi esa noche, un micrófono con
parabrisas con un ramo de tomillo; ese ramo que atesoraban entre sus manos
las abuelas de Castronuño, como mi abuela María Santos, el cual es uno de aquellos
símbolos sagrados compartidos grabados en nuestra memoria. Abuelas y abuelos
recordados, (pasados de nuevo por el corazón), sobrevuelan la plaza cada Agosto
y son los venerados siempre en esta noche… de verano.
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