Hace unas semanas, recibimos la invitación de la asociación El Alcornocal de Foncastín para compartir con ellos una jornada de convivencia en su municipio. Ayer, día 6 de junio tuvo lugar este encuentro entre asociaciones que compartimos principios y valores.
La jornada comenzó con una agradable ruta por el alcornocal
de Foncastín, un bosque singular, único en la provincia, que da nombre a la
asociación. Esta recomendable ruta senderista de 9 kilómetros de longitud, con
principio y fin en el municipio, ofrece todo un espacio de biodiversidad. En el
camino, además de alcornoques, encontramos zonas de pinar, encinar, y preciosos
paisajes de la vega del Zapardiel con su vegetación de ribera, entre la que
destaca un bonito olmedal.
La ruta fue constantemente enriquecida con las explicaciones
de los miembros del Alcornocal que hicieron de guías. Nadie mejor que los
vecinos enamorados de su pueblo y su entorno para dar a conocer su historia y
peculiaridades. Se hizo una parada técnica para reponer fuerzas en la que el
artista “El Archiperrero”, miembro de la asociación local, deleitó a los
presentes con un sentido poema titulado “Sembrando”. Allí, tuvimos el honor de
recibir por parte de los anfitriones un precioso cuadro hecho por una artista
local a base de flores secas. Un bonito detalle que tomamos como símbolo del
hermanamiento entre nuestras asociaciones.
Continuamos la ruta y una vez en Foncastín visitamos “La
Bodega”, hoy propiedad del viticultor Alejandro, quien amablemente nos abrió
sus puertas y nos agasajó con su vino. Esta bodega de enormes dimensiones fue
hasta no hace mucho propiedad del común de los vecinos del municipio y a lo
largo de su historia ha tenido diferentes usos. Sin duda, es una de las bodegas
más impresionantes que se pueden encontrar en la provincia. Podría decirse que
es una catedral subterránea.
Tras esta interesante y sorprendente visita hicimos parada
en la terraza de El Rincón de Oliegos, el bar del municipio. Donde nos rodeamos
de buenas viandas al calor de interesantes conversaciones que derivaron en canticos
de algunos de los éxitos musicales del grupo local de folk Los Remeros del
Zapardiel, parte de cuyos miembros también pertenecen a la asociación El
Alcornocal.
La tarde culminó con la plantación de una encina en una de
las calles del municipio, un bonito punto final para una extraordinaria jornada
de convivencia en la que descubrimos un pueblo lleno de bondades
medioambientales, patrimoniales y sobre todo, humanas. Muchas gracias a las
buenas gentes de la asociación El Alcornocal por brindarnos la oportunidad de
disfrutar de un precioso día en la mejor compañía. Da gusto comprobar la
implicación que muestran para con su pueblo y la naturaleza que lo rodea. Con
activos como vosotros, el medio rural es una fuente de vida. Os damos la
enhorabuena por ello. ¡Seguid así!
PD: Os debemos una 😉
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