Con los últimos rayos de luz de la tarde del domingo 15 de agosto iniciamos la visita a los viñedos de Esteban Celemín ubicados en la finca de su familia. Se trata de una actividad que Asocastrona programa por segundo año consecutivo, cuya finalidad se centra en conocer un poco más la historia de la uva autóctona de las Riberas de Castronuño, Albillo Real, y las peculiaridades de los vinos que con sus vides se elaboran, de la mano de uno de los mayores expertos y recuperadores de esta variedad de uva.
Recibimos la cálida y siempre
amable bienvenida de Esteban (padre), quien nos fue guiando por la finca hasta
llegar al punto de inicio de la charla. A cada paso por el terreno se aprecia
el detalle y empeño con el que Esteban senior cuida sus árboles frutales y la
huerta colindante al majuejo de albillera, con métodos totalmente ecológicos.
Esteban (hijo) tomó la palabra para guiarnos en el objetivo de la visita. En su
introducción, al costado de la nave de barricas, nos habló del origen de los
cultivos de Albillo Real y de cómo fue interesándose por esta variedad de uva
hasta el punto de querer elaborar su propia producción de vino, comprando uva a los
agricultores que, por aquel tiempo (2001), tenían cepas de esta variante
(principalmente, Mariano Costillares y Epifanio Modroño “Pifa”). Nos contó que
la dificultad para adquirir la cantidad inicial deseada (unos 500 kilos) y el
riesgo de extinción de estas cepas añejas le empujaron a iniciar su propio
cultivo experimental.
Esteban nos relató con entusiasmo
los orígenes de esta uva blanca y su protagonismo histórico en gran parte de la
comarca de Tierra del vino, entre las provincias de Valladolid y Zamora.
En Castronuño apuntó vestigios de Albillo Real situados en los albores de 1730,
cuando los monjes de Toro trajeron sus sarmientos a las tierras galdarras. Ya en el siglo XX su cultivo fue sustituido paulatinamente por otras variedades más sencillas de
cultivar y de mayor rendimiento productivo, como la variante "Albillo
negro", que fue relegando a la "real" desde los años 70, al ser
una uva más apta para la elaboración de los tintos y rosados que se han ido
popularizando en zonas de San Román y Toro.
Los vinos que produce la variedad
de Albillo Real son glicéricos, aromáticos, grasos y con alto índice de azúcar.
En manos de Esteban, quién elabora al estilo tradicional y ecológico, estos
caldos potencian al máximo su calidad y ofrecen un toque muy personal, bien
diferenciado de otros blancos y verdejos más extendidos por las tierras
colindantes. Tras estas nociones iniciales, pasamos a la parcela donde se
cultivan estas vides para degustar los productos que de ella emanan.
El primer vino ofrecido fue "Señora
Vale", cuyo nombre proviene de la abuela de Esteban “Valeriana”. Este
caldo se define por sus aromas de frutas de hueso, notas de flores blancas y
toques minerales. En boca es expansivo y expresivo, con una acidez brillante y
un final salino, producto del suelo de arenas en superficie con arenisca en
profundidad. Señora Vale tiene su origen en esquejes de cepas viejas de
los viticultores de la zona que Esteban ha trabajado en espaldera.
El segundo vino degustado fue
“Afuereñas las uvas” que está elaborado con la mezcla de tres variedades de uva
que provienen de tierras francesas. Esteban nos relató que su intención era
encontrar en este vino posibles similitudes al Albillo Real en cepas de otras
regiones que ha visitado, fruto de su inquietud y continuo estudio. Sin
embargo, el resultado final nos ofrece un blanco menos graso y con menor grado
de azúcar que los vinos de Albillo, aunque de gustoso sabor, tal vez más
popular y fresco.
Entre los vinos tintos Esteban
nos ofreció, en primer lugar, “Ultimas Huellas” hecho a partir de una viña de
tempranillo situada en la zona de Castronuño. Seguidamente, degustamos “Melquiades”,
que está realizado como “un vino de comarca”, ya que para su elaboración se
mezcla la uva de seis zonas diferentes de la D.O. de Toro, lo que le da un
sabor holístico y ecléctico. Estos tintos fueron catados al albur de los datos
históricos y geológicos que nos ofreció Celemín con las claves por las que se
distinguen sus sabores de otros semejantes de la comarca.
Finalmente, nuestro anfitrión nos
ofreció su espumoso “Troglodita” elaborado a partir de uva moscatel, y con un
equilibrio intencionado de sabores dulces y carbónicos. Toda una experiencia
para nuestro neófito paladar vinícola.
La cata culminó con la
degustación de unos dulces árabes ecológicos provenientes del Obrador artesano de
María Jose Celemín, Al-Kauthar, que hizo las delicias de los embriagados
paladares de los asistentes.
Finalmente, se realizó un brindis colectivo por Asocastrona, por la amistad y por la salud. El brindis fue acompañado de las palabras de nuestro vicepresidente, Mauro Álvarez, que además de agradecer la hospitalidad de la familia Celemín anunció las siguientes actividades programadas para las próximas fechas, todas ellas bajo el estricto cumplimiento de las medidas de seguridad sanitaria necesarias en estos momentos.
Qué gran persona y viticultor! Un placer pasar cualquier rato a su lado!
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