De nuevo Asocastrona ha vuelto a poner los pies en el
camino. 22 asocastronas y arrimadas hemos vivido un estupendo fin de semana de
convivencia en plena naturaleza caminando hacia Santiago siguiendo el Camino de
Levante en su tramo sanabrés.
Empezamos donde lo dejamos el año pasado, en el Bar El Rincón
de Mayte en Requejo de Sanabria. Los primeros kilómetros de la etapa se nos
hicieron un poco cuesta arriba debido a que las obras del AVE impedían el paso
por el trazado del camino. Tuvimos que ir por el arcén de la carretera desde
Requejo hasta Padornelo. Es una pena que nos hayamos perdido un tramo del
camino que cuentan quienes lo han recorrido que es de gran belleza.
En El Padornelo hicimos parada para tomar un refrigerio, al
reanudar la marcha tuvimos un pequeño
percance con una caída que no tuvo más consecuencias.
Pasamos por Aciberos y ahora sí pudimos disfrutar de un
camino realmente bonito en plena naturaleza. Arroyos y regatillos corrían por
todos los lados y atravesamos preciosos bosques de robles. Comimos junto a uno
de los múltiples riachuelos que nos encontramos y llegamos a Lubían por un
precioso paseo. Al entrar en el municipio, una calle de casas en ruinas con un
encanto especial hizo que por un momento nos trasladáramos en el tiempo.
Nos hospedamos en Casa Irene y Bar Javi, dos alojamientos
rurales de calidad altamente recomendables. Tras instalarnos y descansar un
rato, salimos a pasear por el pueblo de Lubián (lobo) y a tomar unos
refrigerios, todo a precios muy populares. A las 20:20 nos juntamos en una de
las plazas del municipio para observar un fenómeno tan inusual como friki.
Resulta que a esa hora un satélite espacial entraba en la atmósfera y allí
estaba Asocastrona para verlo, vivirlo y contarlo. Puntual como un reloj el objeto
volador, del tamaño de una estrella, apareció ante nuestros ojos para cruzar el
cielo ante nuestra supervisión. Los de Castronuño nos estamos especializando en
la observación de naves y otros aparatos espaciales.
Tras la cena en el Bar Javi, tuvimos un momento galdarro muy
especial. Dos integrantes de la expedición, Daniela y Regina, quintas de este
año en Castronuño, nos echaron el verso ataviadas de mantón y sombrero. Por
cierto, ¡este año salimos en Los Versos! Y es que Los Versos de los Quintos siempre
son un motivo de disfrute y una seña de identidad de las castronuñeras.
Al día siguiente, comenzamos la ruta tras dar buena cuenta
de los suculentos desayunos con los que nos deleitaron en Casa Irene y Bar
Javi. Pronto llegamos al Santuario de Tuiza, bello lugar con una bonita iglesia
y una zona recreativa junto a la confluencia de dos ríos. Lástima del enorme
viaducto que han construido junto al monumento.
Durante toda la etapa atravesamos parajes de belleza infinita.
Caminamos sobre el cauce del rio en la subida a una montaña boscosa, por caminos
de piedras, agua, y barro cubiertos por la hojarasca mientras los árboles nos
protegían del sol que brillaba en lo alto. A cada paso el paisaje ofrecía vistas
y rincones espectaculares para disfrute de nuestras retinas y deleite de
nuestros sentidos.
Durante un pequeño rato estuvimos perdidos en un bosque de
robles y pinos en el que el camino se difuminó. Permanecimos juntos buscando el
buen camino hasta que nos reencontramos con las flechas amarillas.
Entramos en Galicia, pasamos por los municipios de A canda y
Vilavella, donde hicimos parada en el Bar On, un establecimiento cuanto menos
interesante.
Comimos en O Pereiro. Un grupo lo hizo en un bonito área de
descanso junto a la iglesia y otro en un
bar que estaba a 1 kilómetro del camino, al final de una interminable cuesta
arriba. Felipe II mandó colocar un ladrillo de oro en lo alto de la Torre más
alta de El Escorial para demostrar que iba sobrao de dinero. Nosotros decidimos
recorrer 2 kilómetros de más para demostrar que íbamos sobraos de fuerzas, es
lo que tiene ser más chulos que “El Punteras”.
Tras la comida, continuamos la ruta. Llegamos a A Gudiña a
media tarde, momento de tomar un refrigerio, rememorar las anécdotas más
interesantes del fin de semana y pensar en la próxima etapa que ¿podría ser en
noviembre?
Regresamos a nuestras casas con la mochila llena de vivencias
y una extraña sensación de melancolía maridada con dolor de piernas. El camino
ya nos echa de menos… y nosotras a él.
¡Galicia, volveremos pronto!